martes, 1 de julio de 2008

¿Fetiches? y Fetiches

Hoy me propongo hablar un ratito acerca de cierta obsesión con la cuento. Se trata de personalizar objetos. Fetiches everywhere.
No sé cuándo comencé. A lo mejor el empujón inicial fue el de ponerle nombre a mis múltiples locuras. Entonces a veces era Laura, Lau la mejor, AnaGüititi, Raquel, Rachel, Reichel, y quién sabe quién más habré sido.
Lo primero que tuvo nombre fue mi Ángel, se llamó Ariel. ¿Será un fetiche? No sé, lo dejo en la lista por si acaso mi ideología vuelve a cambiar como hace día tras día.
Después nació Gonzalito, el oso que me regalaron para mis quince. "Hola Gonzalito" "¿Qué mirás Gonzalito?", le digo yo. Tenemos una buena relación. Al principio lo vestía con un gorro de Rosario Central; en diciembre le cambié las vestimentas y ahora está más lindo, fiestero, y me permite guardar ciertos recuerdos: guardar los viejos para siempre, y guardar los nuevos para no olvidarme nunca.
Habrá sido uno o dos años después que me sucedió lo mismo que con Ariel. ¿Es un fetiche o no mi duende Clemente? que existe. Pero no sé si seguirá existiendo mi pensamiento tal y como es ahora, por lo tanto les cuento: a aquel duende que me anda persiguiendo por aquí y por allá, que apareció un día en mi casa física y no tan físicamente, decidí llamarlo Clemente. Pero tuve que esperar. Para esa época ya estaba ultra-convencida de que los nombres aparecen solos, o de que quien regala, otorga nombre. Así que fue una tarde en la que yo iba por mi casa, cuando la cabeza me hiso click! y alguien me dijo: es Clemente, Lau. El duende es Clemente.
Nació luego Dora la Exploradora, mi cámara de fotos. ¿Cámara? Nadie le dice así: para todos es Dora. "Pasame a Dora", "¿Vino Dora?", "Pasame las fotos de Dora". También se me ocurrió de la nada su nombre: la tuve en mis manos y dije "es Dora". Y Dora fue. Luego Stella, la computadora. Y luego Gabrielle, mi florenrosario. Y luego Pilquitrin, mi duende número dos, regalado por Emilia y Angélica. Luego Amaranta, la de los ojos idos. Luego Panchi, el celular. Luego...

sí, tendría que terminar esto con un "continuará".
Y así será: continurá.

Impulsos III

Me agarró la locura impulsiva hoy.
Dos veces.

Primero me levanto de buen humor. Voy caminando para la facultad escuchando una buena mezcla musical que me armé en el mp3. Voy feliz. Les juro que para mi no hay nada más lindo que caminar y escuchar música, es en el momento que pienso más sobre todo lo que haya en el mundo, mi mundo. Pero como decíaaaaa...iba caminando feliz, y despreocupada respecto a todo cuando me llega un mensaje. Desesperación. Impulso. Y bueno, me fui casi-corriendo a la facultad al repedo. Impulso cumplido, impulso falso.
Luego estaba de mal humor en la clase de inglés, a la cual odio asistir. Llegó del recreito y me hundí en mi mente, siendo probablemente la compañera "mala onda", pero no me importa mucho...Cuestión: me pongo a revisar el celular, me habían mandado unos mensajes y bueno estaba boludeando y haciendome la "indiferente" & "bad girl", cuando me decido a mandar un mensaje que jamás contestaron y que jamás quise mandar pero sobre el cual algo me dijo muy muy adentro: dale Laura, dale, haceeeeeelo. Cuando apreté envoyer (porque está en francés mi celular) me sonreí y después me agarró la angustia de hacer lo que no quería...

Se me acaba de ocurrir, que capaz hablo de impulsos falsos y no es así. ¿Qué tal si los interpreto de otra manera? ¿Qué tal si fui por el camino correcto y yo me autoconvencí de que el camino es otro? ¿Qué tal eh? ¿De cuánto me estaré perdiendo y cuánto vendrá?
Esta maldición y bendición de mirada positiva sobre todo tiene un poquito cansada. Sé que es algo lindo pero me hace creer ingenua, tonta. Sería interesante caer sobre la cruel realidad y pegarme un golpe gigante y doloroso. A ver qué onda, eh, a ver qué hacen Laurita y la mirada positiva

Pero fue divertido hacer lo de hoy, realmente...




Esto de andar sin rumbo me tiene locamente loca, pero es una experiencia interesante.