sábado, 16 de febrero de 2008

Análisis

(publicado en el daaaale en septiembre de 2007)




¿Le dejo o no el asiento? Cuando viajamos en colectivo muy seguido, suele darse la situación de que suba alguien con las caracterísiticas necesarias para brindarles el asiento.

He desarrollado un análisis rápido y eficaz para ver si la persona es digna de viajar sentado.

Las medidas son 1 futuro, y siempre sepan que yo soy 1 futuro.

Vamos a realizar la explicación a partir de gente de menor a mayor edad.

Los niños se dividen en varias categorías. Siendo bebes, estan acompañados por su madre, siendo ellos 2 futuros. Por lo tanto, 1 futuro es menor a 2 futuros :les dejo el asiento. Si el niño ya puede caminar y es menor de 11 años, tiene menos capacidad que yo para sostenerse, siendo así un futuro con ventaja y le dejo el asiento.

Ahora nos adentramos a la pre-adolescencia. Los pre-adolescentes son, en mi opinión, niños. Pero niños grandecitos que pueden sostenerse. En ese caso, son un futuro como yo. Como a mi me interesa que yo este cómoda y ellos no, el asiento para mi.

La misma situación se da con los adolescentes y adultos, a no ser que dichas personas se encuentren en circunstancias tales como: llevan muchas cosas o son discapacitados. En ese caso es un futuro con dificultad contra un futuro normal. Les doy el asiento.

El problema son los/as viejos/as (para facilitar la lectura y escritura voy a hablar en masculino pero me refiero a ambos sexos). A estas personas de mayor edad hay que dividirlas en “se sostienen” o “no se sostienen”. Y tener dos cosas en cuenta: no son un futuro tan importante como nosotros los jóvenes y todo el mundo les da asiento. Si la persona se sostiene, olvidese de sentarse (futuro corto contra futuro largo…). Si no se sostiene, hay que medir a qué distancia nos encontramos de los asientos reservados.

Podemos estar en el sector “adelante” del colectivo (pongamosle, las primeras 4 filas). Sentados allí, es obvio que hay que darles el asiento. Ahora, si estamos sentados atrás, podemos sostenernos con las siguientes ideas: “yo también quiero estar sentada”, “no son asientos reservados”, “¿por qué tengo que dejarles YO el asiento?”.

Las situaciones pueden ir cambiando según las circunstancias, pero es una buena base para nuestra comodidad. Las experiencias determinan que la mayoría de las veces quien hace el análisis se queda sentado.