jueves, 22 de mayo de 2008

100% Natural

Presente

Lo que pasa en nuestra ciudad ahora - en este preciso instante - no es joda.
Lo que pasó, no es joda.
Lo que pasará, menos aún.
Los indicios de la inseguridad que sufren día a día los trabajadores ya habían salido afuera con la muerte de 4 obreros de la construcción. Pero el caos tiene que desatarse con la morbosidad (con algo más morboso que el hecho de que las personas mueran aplastadas por la tierra). Y el caos tiene que desatarse para que no solo el gobierno, sino que también el pueblo abra los ojos.
Mientras yo me encierro en el estudio, mientras otros se encierran en el trabajo, mientras todos estamos enchufados a nuestras responsabilidades, afuera está el mundo. Y la rutina, la responsabilidad, no pasan por el compromiso con el lugar en que vivimos, pasan por el compromiso con quien sea, que no pretende de ninguna manera que nosotros abramos los ojos y veamos qué pasa afuera. No es justificación para nadie la acción de cerrar un libro y salir a ver qué pasa. Y me pregunto en este caso qué enseñará más. Dónde está la práctica del estudio, del trabajo, de los valores.
Siento que aquellos que creen tener autoridad sobre nosotros se nos rien en la cara. Siento asco por los que salen a hablar de nuevas medidas de seguridad y sin embargo los trabajadores, que son quienes sostienen su lujosa vida, siguen muriendo por culpa de accidentes que pueden preveerse, por culpa de una inseguridad que puede solucionarse. La responsabilidad de nuestra seguridad, del control por ésta, esta en quienes como pueblo elegimos para que nos representen y protejan (por lo tanto la responsabilidad es también nuestra). No hay que lavarse las manos al decir: no lo voté. Vivimos en una sociedad que ha decidido que el pueblo elija, votemos o no. Entonces hay que hacerse responsable de lo sucedido, simplemente, por pertenecer a esta comunidad, por formar parte de una misma conciencia.
Así como nosotros tenemos que responsabilizarnos, aquellos a quienes le hemos dado el poder de decidir por nosotros y de protegernos y de satisfacer nuestras necesidades, deben responsabilizarse de manera responsable. No deben permitir que cosas como estas tengan que pasar. El pueblo tampoco, el pueblo tiene que entender y abrir los ojos: qué está pasando, quién te domina, qué hace el que te domina. Si elegimos que alguien sea nuestra autoridad, debemos exigirle a esta autoridad que cumpla con sus palabras. Y esta exigencia tiene que ser permanente. No cuando nuestros compañeros mueren.