Tenía aproximadamente 13 años cuando me caí de la mesa bailando. Me pasaba siempre: mi espacio y mi tiempo eran diferentes a los de todo el mundo. Esa tarde simplemente me olvidé que la mesa terminaba y salté, para no caer en otro lugar más que en el piso. Hasta ese momento, mis papás se aferraban a la idea de que “Laurita está creciendo y aprendiendo a controlar su cuerpo”. Ese día tuvieron que resignarse. Tal vez lo hicieron con cierta esperanza de que cambie, pero no fue así. La distracción y la torpeza son unas de mis mayores características, y día a día se hacen más fuertes estos rasgos. Sino, ¿a qué chica de 18 años le pasa de olvidarse que está cruzando la calle? ¿Qué chica de 18 años no se da cuenta de que el río se está llevando la ojota que supuestamente tiene puesta? Mi nombre es Laura H., y como ya dije, tengo 18 años y sigo siendo tan torpe y distraída como una niña. Nací el 19 de noviembre de 1989, lo que me hace escorpiana, ¡y qué escorpiana! Llevo dignamente todas las características de este signo zodiacal, tales como el carácter fuerte o los celos. Además, puede decirse que soy una persona tan simpática, alegre y sociable como intolerante, orgullosa y ansiosa. Por suerte, de a poco y con un duro y largo trabajo, estoy aprendiendo a equilibrar lo bueno y malo que tengo.
Quienes tienen que soportar mis “locuras” son aquellos que están todo el día conmigo: mi familia y mis amigas. Vivo con mis papás Santiago y Marcela, con mi hermanito Julián y con mis perras Luna y Catalina. Tanto dentro como fuera de casa tenemos una fantástica relación, lo que facilita la convivencia y el buen humor constante.
También me acompañan y soportan a cada momento mis amigas. Podría decirse que como grupo y personas nos necesitamos constantemente. Estamos siempre juntas y, aunque lo intentemos, no puede pasar ni un día sin siquiera vernos la cara entre alguna de nosotras. Es inevitable: nos hemos enamorado profundamente de nuestra amistad.
Reconocerme no es difícil. Más allá de que físicamente no tenga algún rasgo característico y sea “de lo más normal del mundo”, mi pelo suele cambiar de color. Ya hace casi un año que la mitad de mi cabeza es un día violeta, otro día azul, otro día fucsia o verde. Pero a lo mejor esta tampoco sea una buena manera de reconocerme (¡y culpo por esto a la moda y a las tendencias!). Para hacerlo, entonces, es necesario buscar a una chica que habla mucho, que grita y mueve mucho las manos cuando lo hace y que no se queda quieta. Y que, seguramente, en medio de esa inquietud tira o rompe algo. Porque así es Laura H. o así dice la gente que soy cuando tiene que hablar de mí.
En mi tiempo libre me gusta hacer de todo, menos mirar televisión. Sólo veo una serie y nada más y nada menos que porque ya hace tres años que la sigo y no puedo dejarla. Tengo cierta negación con la televisión: me aburre de una manera increíble. Prefiero quedarme leyendo o escribiendo, o en la computadora. Paso mucho tiempo en
Mi vida nunca fue muy complicada. Siempre organicé rápidamente mi rutina. Pero este año todo es diferente. Con un poco de miedo y mucha incertidumbre, empiezo el primer año en la carrera de Comunicación Social. A partir de ahora todo depende absolutamente de mí, y si bien me tengo confianza, sé que va a ser un año muy complicado. Estoy estudiando lo que elegí por mi misma, sin las influencias de ninguna persona. Sé que a partir de ahora todo va a ser diferente, pero es la diferencia lo que hace que me guste tanto lo que voy a ser a lo largo de estos cinco años (o más).
Bueno este fue mi trabajo de presentación pa la facultad que salió con una sobresaliente nota jmmmemjejmmj,
leela desde acá mi angélica
