jueves, 1 de mayo de 2008

Todo Concluye al Fin

Si alguien leyó el cuento de Fontanarrosa que puse acá (Shaggy!!) comprenderán qué es lo que quiero decir al sentirme un Armando. Es eso lo que le discutí a mi profesora de Redacción: "ya sé que me meto en un terreno peligroso, pero que se yo, creo en las musas (no como mujeres fantásticas) y en los momentos de inspiración".
El problema gigante de mis momentos de inspiración es que no se dicen a aparecer en algún momento oportuno.
Anoche, por ejemplo, estaba en la mitad de Sonic (sí, Sonic, Planet; SÍ, ESE LUGAR) y me agarró un ataque de inspiración gigante. Tan gigante que me descubrí redactando en mi cabeza: con puntos, comas, acentos, todísimo. Pero hoy ya me olvidé de la mitad.
Algo que recuerdo es que pensaba en Sonic. Sí, pensaba que bueno, que menos mal que esa época se cerró. Yo la pasaba muy bien ahí dentro, pero algo me quedó en claro: no-era-mi-lugar. Menos mal que me alejé de esa gente. Menos mal que no voy a esos lugares. Menos mal que la gente que ahora me quiere, me quiere de verdad. Menos mal que ahora mi gente cuando se ríe de mi, se ríe en realidad conmigo. Menos mal...porque sino, no sé qué sería de mi salud mental/cerebral/psíquica.

Y dejo, entonces, la misma enseñanza que deje para el día 28: no sean crueles. No no no.